viernes, octubre 07, 2005

La palabra y el juego enlazados en una promesa: cerrar los ojos. Un juego que juega con la mirada que se vela y nos desvela. Desvela cuerpos detrás de nuestras ropas. Rasgar la promesa fue grabar el juego en miles de noches y primaveras. Los ojos que se abren y juegan a verlos jugar. Juegan con sus dedos, sus bocas, sus labios. En las clases y en las calles. Hoy, el alma de mi alma ríe.