Ojos en los que jadea el otoño tan retoño, ojos de remolinos que se despliegan entre bandadas de hojas ya doradas, ya adoradas. Gozo del parpadeo de tus ojos, ellos levantan ciclópeos vientos que me abren paso al interior de mi tempestad. ¿Hacia dónde me dirigen? ¿Cómo saberlo si lo que mira detrás de tu mirada todavía se me escurre entre los dedos? Tu mirada me desborda por donde la mire.

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