viernes, mayo 05, 2006

página uno

Caminaba por la vereda de enfrente. Veía cómo caminaba y no dejaba de pensar que tarde o temprano combatiría con aquellos ojos oscuros en una mirada directa. Y así siguió, cuadras y cuadras. No podía entender cómo caminaba tanto. Desde el Parque Lezama, donde bajó del colectivo siguiendo a esa figura casi en el modo de una persecución, no paró de caminar hasta atravesar la capital entera. Paseo Colón, luego su continuación, Leandro N. Alem, para finalmente subir por Perón. Dejar el bajo y escalar al centro por Teniente General Juan Domingo Perón. Recuerdo la imagen de un entrañable y caprichoso socialista que nunca iba a dejar de llamarla Cangallo. Nunca mientras estuviera vivo. ¿Perón o Sarmiento? Una al lado de la otra, juntas. Dos calles, dos hombres. “No, Sarmiento no… -dijo una vez el tachero- siempre subo por Perón”. Dejar el bajo para elevarse: ¿Sarmiento o Perón? "Perón nos dejó parados" decía el tachero. El otro solía caminar por Sarmiento y sentarse en un barcito luminoso a leer el diario tomando un café, pero ésta no era la ocasión. Podría haber escrito una catilinaria, a la Martínez Estrada, contra quien “personalizaba todos los males de la nación”. Siempre se le iluminaba la mirada cuando evocaba esa transmisión de radio del ´55. Lograba un tono de voz áspero imitando la voz del locutor y el relato se coloreaba apasionadamente, como si fuera un gol de Boca. Su voz siempre se quebraba cuando llegaba la parte de “huye el tirano”. Si hay algo que comparten el fútbol y la política es el sentimiento. Y los que hablan de racionalidad y acción comunica(qué??) están errados, lo demuestran los hechos. De boca y antiperonista. Gorila y bostero. Del cuadro de los colores más gloriosos respondía cuando le preguntaban de qué equipo era, y sonreía. Nunca dejó de sonreír. Y mientras tanto seguía la caminata, o más bien el acecho. Por Sarmiento, ¿o era Perón? No importaba, tarde o temprano ambas confluían en Libertad. Ya empezaba a palpitar: esa calle la tomaba un libertario o alguien dispuesto a comprar algún pasacassette robado. Y no se detuvo en ninguno de esos cuchitriles, era anarquista.

Continúa y continúa.