domingo, agosto 21, 2005

El sonido sonó como una luz. Quiero pensar en lo que no puede escucharse, en aquello de lo que podemos hablar (para nosotros), pero que no podemos escuchar de la boca de otros. Ante eso que no podemos de dejar de decir “no” cuando se presenta, ante eso quiero situar mi pensamiento, hoy.

De la nada se me aparecieron dos hombres, desconocidos. Me hablaron de cosas que no quería escuchar. De mi madre, de sus vidas, de su dinero. Quise perderme atrás de un baúl y entrar en lo que ellos llaman el perdón de la mentira. Porque uno suele mentir y eso lo deja en un baúl. Un baúl que se llena de borrasca y suena a calor. Un calor que pudre. Entonces se arma algo que se llama vida, la vida de un baúl que se miente y nos miente. Los soldados comen del baúl, se hacen fuertes desde el baúl. El baúl de la vida que los come y los escupe. El vómito crece desde el ser soldado y nos vomita a nosotros, los no soldados. No somos soldados por el asco que nos da empuñar la pija. La pija de la pija. Esa es la gran pija que se hace desdeñable por ser la pija con p mayuscula. El destino se nos cuela por el culo y nos dice que la pija se hace culo y nos desflora. Dejemos de joder con la pija. La pija es tan grande como la vida y el baúl no deja de llenar la pija y la vida. Nos llena el culo de pijas. Nos cogen los soldados, y gozamos.