Permanecer, retardarse conmigo. Acompañarme de la mano a subir por las escalinatas de mi ego emancipado. Convenir, por primera vez, un salto desde lo más alto. Condensar todo el ahogo en un respiro que no cede y saltar. En el impulso, al oído, un susurro. ¿Cómo obligarnos, ya en el aire, a guardar un secreto?

<< Home