lunes, noviembre 28, 2005
Un cielo de vainilla cubría la ciudad la mañana de un día que ya se respiraba eterno. Su impronta también resplandecía en cada flor que llovía de las copas florecidas de los jacarandas de Plaza Once. Más tarde, en el Parque Lezama, contemplando el mismo diluvio de jacarandas, pude terminar de comprender aquello que decía el más grande de los filósofos en el Timeo: que el tiempo es una imagen móvil de la eternidad. Y no sólo la vi, la imagen de la que habla Platón también se respira y se escucha. Pude palparla con mis manos, a su vez, tomando una violácea flor del piso. En un instante de lucidez la miré a los ojos, pude ver detrás de ellos, y le dije bajito, para que nadie me escuchara, que la guardara en su libro. En una flor regalé la eternidad. Hoy descubrimos que el amor dura el estremecimiento que una flor demora, en su caída, en acariciar el relieve de la tierra. Y esa convulsión, no está de más decirlo, es eterna.
sábado, noviembre 19, 2005
Dadme
un astrolabio
para medir,
con mis labios,
lo trágico
pesa
lo mismo que
espesa
muerde,
siempre
a destiempo,
en la menta del amor,
nos lamenta
Abrevia las
nucas
y los
besos,
al tiempo
que
besa
y embelesa
un astrolabio
para medir,
con mis labios,
lo trágico
pesa
lo mismo que
espesa
muerde,
siempre
a destiempo,
en la menta del amor,
nos lamenta
Abrevia las
nucas
y los
besos,
al tiempo
que
besa
y embelesa
lunes, noviembre 14, 2005
La melancolía me cita, a través de uno de sus más altos discípulos, en un bar de Buenos Aires. Debo preparar todos los detalles, anidar en la melancolía no debe ser una tarea sencilla. Ahora, me pregunto: ¿se la podrá integrar? ¿o ella es esencialmente pura difusión? Dos cuestiones que se abrazan y se apartan para volver a estrecharse: ¿es posible repujar la melancolía como un todo? ¿es posible constituir un grupo melancólico? ¿No es acaso que ambas cosas son por esencia imposibles, y por eso mismo tan atractivas? La misma cuestión se dispersa y el grupo, como esclavo, la sigue... ¿o es al revés?. Una cosa es segura, ese día saldré a la calle con mi túnica violeta al encuentro del relieve de las lágrimas del mono.
.
Yo quiero cautivar tu desesperación, oh mono adiós.
Tiemblas tanto en tus islas negras, oh mono adiós.
En los embarcaderos el color encendido en tus ojos tiene
...tanta fe.
Oh mono, retén el equilibrio de tu asombro.
Yo ya tiemblo en tus islas, mono adiós.
Tu odio virginal es idéntico a cuando se cruza mi alma
...con el mundo.
Francisco Madariaga, Lágrimas de un mono.
.
Yo quiero cautivar tu desesperación, oh mono adiós.
Tiemblas tanto en tus islas negras, oh mono adiós.
En los embarcaderos el color encendido en tus ojos tiene
...tanta fe.
Oh mono, retén el equilibrio de tu asombro.
Yo ya tiemblo en tus islas, mono adiós.
Tu odio virginal es idéntico a cuando se cruza mi alma
...con el mundo.
Francisco Madariaga, Lágrimas de un mono.
viernes, noviembre 11, 2005
"La rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos"
Alejandra Pizarnik, El árbol de Diana
hasta pulverizarse los ojos"
Alejandra Pizarnik, El árbol de Diana
jueves, noviembre 10, 2005
Saltarina
en la rompiente,
duna
ca.. la.. da
Cuéntame,
en una promesa
de ámbar,
el océano
cuenta
cuanto
cuento
abraces
Cuéntame
en la rompiente,
duna
ca.. la.. da
Cuéntame,
en una promesa
de ámbar,
el océano
cuenta
cuanto
cuento
abraces
Cuéntame
miércoles, noviembre 09, 2005
¿Qué es ocultar? Desocultar para volver a ocultar. La respuesta por el qué parece no revelar nada, el ocultamiento se oculta en el modo de esa pregunta: el lenguaje oculta al ocultarse. ¿Y si preguntamos cómo es que uno se oculta? Mejor no preguntarse tanto si preguntar. Para ocultarse uno debe estar previamente a la vista, salir del pañuelo y mostrarse, para luego volver a la plazoleta del vacío. Pero... ¿cómo entrar? Un tobogán en la comisura del cúmulo nos lleva directo, al resguardo de una sola necesidad: vaciarse, escabullirse en la madriguera y apresar al vacío con los dos brazos, con las dos manos. Ocultarse y vaciar el alma de almendra y garúa, de tálamo y álamo. Vacío de bambú y espanto, de pálpito y olvido. Vacío al horno con papas. Vacío y oscuro, oculto y vacío.
martes, noviembre 08, 2005
Verúnica cae de ombligo en un almíbar de cuerpos desconocidos. Cuerpos que se saben desconocidos, pero que conoce. Sería fácil para ella instruirnos, con el ambo puesto, sobre todos sus linfocitos y cómo funcionan. Pero ella conoce más. Tanto más que conoce en ellos hasta lo desconocido. Dialoga con ella misma desde otro mundo, y se responde en voz alta una pregunta que se hizo en voz baja. Los señala y los nombra uno a uno. Apuesta que los conoce, y con tanta confianza que lo dice en voz alta, encendiendo las sombras. El arpegio de su voz encuentra un eco extrañado en cada uno de ellos. No entienden qué, ni cómo. Ella es así de brumosa, donde los demás callan, habla lo indecible. Ella los nombra, pero detrás de la sonoridad de cada nombre, oculta en el silencio lo más propio de ellos, que también conoce. Oculta, bajo cierta L, un té y un amor. Oculta una bondad infinita, detrás de otra L. Y sabe que, en verdad, las dos eles hoy son una LL tornasolada que amora y enamora. Pero también lo oculta.
domingo, noviembre 06, 2005
El amor dura cinco minutos, como tomarse un té. Quien sabe sabrá: mejor tomarse un té. Yo voy a aprender de una buena vez a tomarme un té bien amargo con limón. No hace falta edulcorarlo, como está es más azucarado que el beso que turba. Y después, al rato, un sobrecito de azúcar... y otro... y otro. Despertar azucarado, bañarse con azúcar y repujar el algodón de azúcar con mis manos. Hoy comemos azúcar con azúcar, pero sin amor. Ni amor a caballo. En todo caso, a caballito... a remontar barriletes.
sábado, noviembre 05, 2005
viernes, noviembre 04, 2005
Zozobrar en tu nimbo, en el limbo de tu nimbo, contra cualquier pronóstico. Hoy llueve, sol de mañana, pero en tu limbo... sonrisa de nimbo. Me dibujo en el caleidoscopio de tu risa, como un premolar sin destino, mientras la runa de tu semblante presagia un vendaval en la tierra. Raudo, el trino de tu voz alza un relincho. Mi caballita salvaje, cuánto me cuesta encontrar el lugar. Cuánto.
jueves, noviembre 03, 2005
martes, noviembre 01, 2005
Permanecer, retardarse conmigo. Acompañarme de la mano a subir por las escalinatas de mi ego emancipado. Convenir, por primera vez, un salto desde lo más alto. Condensar todo el ahogo en un respiro que no cede y saltar. En el impulso, al oído, un susurro. ¿Cómo obligarnos, ya en el aire, a guardar un secreto?
